Por: Julio A. Millán Bojalil, Economista y Empresario, Presidente del Consejo Editorial de la Revista Armas, Profesor del Colegio de Defensa Nacional, Expresidente de los Comités Bilaterales Empresariales con República Popular China, Japón, Corea del Sur, Hong Kong y Miembro de APEC.
El panorama internacional está marcado por el drástico cambio presidencial en Estados Unidos, lo cual señala un nuevo enfoque de paradigma en las relaciones internacionales, lo que genera a México tres problemas inmediatos de carácter estructural, puntuales y de gran impacto inmediato.
En primer lugar, la inminente destrucción del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), ya que cualquier arancel implica la anulación del acuerdo comercial trilateral. En segundo, la soberanía territorial amenazada por el armamento que ingresa de manera ilícita al país, así como por las fuerzas de seguridad estadounidenses, algo inédito pero factible, como no se había visto antes.
En tercer lugar, la crisis humanitaria derivada de la migración masiva que atraviesa el territorio, con severas implicaciones de seguridad e infraestructura sanitaria en los municipios fronterizos y las zonas de tránsito.
En vilo, principios de derecho internacional
México asume el daño colateral de las políticas migratorias extremas de Estados Unidos. No hay duda de que el racismo pone en vilo principios de derecho internacional, como el otorgamiento de nacionalidad, ya sea por nacimiento en territorio Ius Soli o el desangre Ius Sanguini, que quiere cambiar Estados Unidos, una política plenamente racista.
Ante estos problemas, aún es posible evitar que la polarización social exacerbada se torne en un cuarto cisma estructural del país, mediante la habilitación de canales de diálogo franco y cooperación justa entre los sectores productivos y los distintos factores de poder legal. No olvidemos que la incertidumbre y la falta de planeación aumentan los costos de cualquier nivel de vida.
Identificar riesgos
Por lo anterior, uno de los objetivos centrales de la Federación y las Fuerzas Armadas es evitar perder control del país por situaciones de alto riesgo, por ejemplo, ¿Cuál es la estrategia del Ejército y la Armada ante una invasión territorial programada o dirigida hacia objetivos específicos dentro del territorio nacional?, ¿en qué problemáticas, además de seguridad interna y migración, se concentran las labores de inteligencia y prospectiva?
En esencia, se trata de identificar si bajo este contexto global, con el resurgimiento de los nacionalismos y el cierre de fronteras, suponen algún riesgo las tareas civiles encomendadas a nuestras Fuerzas Armadas, o si esto propicia un daño al sistema castrense como tal por lo antitético que ello resulta.
Analizar factores de estabilidad social
De igual modo, conocer las implicaciones regionales ante la ausencia de condiciones para la libre empresa o el mercado interno, esto es, ¿en qué medida la estabilidad social depende más del abasto, de las cadenas de suministro o la competitividad que de los programas sociales?
Una empresa como idea y acción no es competencia exclusiva de lo que conocemos como iniciativa privada, aunque hay razones de fondo que explican por qué un gobierno difícilmente puede ser a la vez o de manera sostenida una entidad de tipo empresarial o paraestatal.
Si bien el término mismo de empresa alude en primera instancia a una “acción o tarea que entraña dificultad cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo”. Es decir, que se acomete, se resuelve o produce mediante una intencionalidad que conjuga unidad y organización.
FFAA: aprender principios empresariales
Es importante, sobre todo para las Fuerzas Armadas, aprender principios económicos, conducirse en las aguas turbulentas de las organizaciones empresariales, entender sus jerarquías y la mentalidad netamente comercial para así poder asimilar procesos e información relevante que profesionalice sus encomiendas civiles, ya que son temas que no han sido prioritarios para el sector militar.
El empresariado nacional es muy extenso, pero no homogéneo: rebasa los 6 millones de unidades económicas, dispersas en grandes sectores y actividades esenciales. Su distribución territorial es dramáticamente desigual y contradictoria, por ejemplo, en 87.5%, de los 32 estados del país oncentran el comercio y los servicios, mientras que la agricultura, la minería, la electricidad o la construcción apenas llegan al 1 por ciento.
Claro, la densidad poblacional es un elemento que incide, también las condiciones geográficas y el tipo de recursos humanos e infraestructura, pues hay sectores, como la industria manufacturera, en el que destacan los estados de Oaxaca, Puebla y Michoacán; en minería, Guerrero está por encima de Sonora o Coahuila.
El Estado de México concentra 13.5% de los diferentes tipos de empresas. Sólo pueden contarse a cuatro estados que poseen arriba de 5%: Ciudad de México con 7.6, Puebla con 6.7, Jalisco con 6.6 y Veracruz con 5.8 por ciento.
En el territorio también hay asimetrías notables. Estados grandes como Chihuahua, Coahuila o Sonora suman cada uno 2.3, 2.1 y 2.1% del tipo de empresas. No se diferencian de entidades pequeñas como Tlaxcala, Colima o Hidalgo, que cuentan con 1.6, 0.7 y 2.6 por ciento.
Las Fuerzas Armadas deben ponderar la multiplicidad de estadísticas e indicadores, pues las organizaciones empresariales en México son igualmente vastas y complejas, integradas en confederaciones, cámaras, asociaciones, institutos o consejos. Asimismo, las micro y medianas empresas son abrumadoramente mayoritarias, constituyen el 94%, mientras que porcentajes menores comprenden a grandes y super grandes empresas: 4.8% y 1% respectivamente.
Una porción más pequeña, apenas el 0.2% agrupa a los grandes empresarios. Dado su poder económico son quienes más presionan y negocian directamente con el gobierno, aunado a que buena parte de esos grandes empresarios mexicanos se han transformado al asociarse o integrarse a grandes corporaciones internacionales, convertidas en sucursales o en un empresariado mixto, lo cual provoca que en el país exista una gran influencia de las empresas extranjeras.
Ante este panorama, es fundamental ampliar los escenarios con ESTUDIOS PROSPECTIVOS, con apoyo de la Inteligencia Artificial (IA) avanzada, y actuar en consecuencia, además de que ya se trabaja en este sentido.
Sería conveniente, que, ante el incremento de actividades fundamentales de la seguridad del país, se solicite a la Secretaría de Hacienda una partida específica para este objetivo, que sí es productivo en todos los sentidos, ya que fortalece la estructura orgánica de las Fuerzas Armadas del Estado Mexicano.
“URGEN ACCIONES RÁPIDAS PARA TENER ESCENARIOS PREVENTIVOS Y ACTUAR DE INMEDIATO”.
LAS FUERZAS ARMADAS LO PUEDEN LOGRAR.