Armas – Revista Militar

LA EVOLUCIÓN DE LAS FUERZAS ARMADAS Y SU SISTEMA EDUCATIVO

Por: Daniel C. Santander

Doctorante en Desarrollo y Seguridad Nacional por el IMEESDN y Maestro en Seguridad Aplicada y Estrategia por la Universidad de Exeter. Consultor y académico de la Universidad Anáhuac México.

Las Fuerzas Armadas son un pilar fundamental del Estado mexicano, su historia es un reflejo de la evolución del país, y la Secretaría de la Defensa Nacional (DEFENSA) ha sabido adaptarse al expandir sus misiones para responder a los objetivos nacionales. Desde enfrentarse a desastres naturales ―a partir del fatídico desbordamiento del Río Pánuco en 1966 y convertirse en la mayor institución de protección civil en el país―, hasta coordinar campañas masivas de vacunación en la reciente pandemia; su capacidad de adaptación es innegable.

Esta transformación ha sido posible gracias a la profesionalización de la educación militar.  En la actualidad, el Sistema Educativo Militar (SEM) forma a casi siete mil estudiantes en una red de más de 30 planteles, que incluyen colegios, escuelas, centros de estudio e institutos. 

El SEM equilibra dos pilares de su filosofía educativa: el “saber hacer” ―educación táctica y técnica― y el “saber pensar” ―educación estratégica y especializada―. Este enfoque integral se refleja en la variedad de sus programas, que van desde el aprendizaje de habilidades básicas de combate hasta el desarrollo de una visión estratégica para la Seguridad y el Desarrollo Nacionales.

De este modo, la secretaría se ha posicionado como uno de los centros educativos más destacados del país al impartir licenciaturas que van desde Seguridad Pública, Aeronáutica Militar, Médico Cirujano Militar, Meteorología Militar, Salud Pública y Urgencias Médicas, hasta Tecnologías de la Información y Comunicaciones.

Además, cuenta con prestigiosos posgrados en Ciberseguridad y Ciberdefensa, Ciencias Biomédicas y Administración Militar con Especialidad en Estado Mayor, este último impartido en la Escuela Superior de Guerra.

Para garantizar la calidad educativa, la Dirección General de Educación Militar así como la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea han impulsado la evaluación continua. A través de convenios y certificaciones con órganos externos como la Secretaría de Educación Pública y la Secretaría de Ciencia, Humanidades y Tecnología, la DEFENSA ha logrado consolidar 38 Estándares de Competencias y tres mil certificados avalados por el Consejo Nacional de Normalización y Certificación de Competencias Laborales (CONOCER).

Un ejemplo del prestigio del SEM es la inscripción de posgrados en el Programa Nacional de Posgrados de Calidad, un logro único en las Fuerzas Armadas. Este reconocimiento se ha otorgado a la Maestría en Seguridad Nacional del prestigioso Colegio de Defensa Nacional y al doctorado en Desarrollo y Seguridad Nacional del Instituto Mexicano de Estudios Estratégicos en Seguridad y Defensa Nacionales (IMEESDN).

EL CRECIENTE ROL DE LA MUJER EN LAS FUERZAS ARMADAS

De igual forma, otro reto importante en la evolución del Sistema Educativo Militar ha sido la incorporación de las mujeres en las Fuerzas Armadas. Y es que a pesar de que las mujeres siempre han estado presentes en actividades bélicas desde la Independencia de México, en labores de intendencia, salud, apoyo en logística o en Inteligencia, éstas han sido invisibilizadas por la historia oficial. 

Cabe recordar el emblemático caso de Leona Vicario, una de las heroínas de la Independencia de México. Destacada intelectual y pionera del periodismo, Vicario también fue mecenas del movimiento independentista y llegó a desarrollar un lenguaje codificado para enviar información secreta a sus compañeros insurgentes, arriesgando su vida. Años más tarde, fue encarcelada en un convento por su participación en la lucha. Pero a pesar de sus grandes aportaciones a la causa independentista, lamentablemente, es más recordada por ser la esposa de Andrés Quintana Roo que por sus propios méritos en la Guerra de Independencia. 

Actualmente, la SEDENA aplica políticas de inclusión para promover la igualdad de género. La primera mujer se incorporó al Ejército en 1934 en tareas de intendencia y, aunque la discriminación representó un obstáculo en sus inicios, la participación femenina ha crecido exponencialmente. Gradualmente, las mujeres ocuparon puestos en mecanografía, dibujo y sanidad, hasta lograr su plena integración en todas las ramas: el Ejército, la Fuerza Aérea, así como la Guardia Nacional.

En el Heroico Colegio Militar, las mujeres cadetes han destacado a la par de sus compañeros varones desde el año 2007. En la Fuerza Aérea Mexicana, han alcanzado logros significativos como pilotos, en mantenimiento aeronáutico, control de tráfico aéreo e ingeniería aeroespacial. Además, las médico-militares y enfermeras han contribuido de forma invaluable a los servicios de salud durante generaciones.

Pero además de esta incorporación generalizada, la inclusión de las mujeres ha impulsado la modernización cultural e institucional. Desde hacer consciencia sobre la violencia de género —muchas veces ignorada y aminorada— hasta el reconocimiento de políticas de equidad y derechos humanos. La presencia de la mujer desafía las normas tradicionales además de fomentar una cultura militar tanto inclusiva como adaptable. 

De igual forma, mujeres militares también han conquistado progresivamente puestos de liderazgo. Las generales brigadieres Blanca Cruz y Mariana de la Cruz como directoras del Centro Gerontológico Militar y la Defensoría de Oficio Militar, son reflejos de este cambio histórico que fomenta la equidad dentro de las Fuerzas Armadas.

México destaca a nivel internacional en este aspecto. Según el reporte Measuring Opportunities for Women in Peace Operations de 2021, el país supera el promedio de mujeres en las Fuerzas Armadas (12%) en comparación con el promedio latinoamericano (7%) y de la OTAN (10.9%). Además, ha desplegado un 23% de mujeres en operaciones de paz de la ONU, superando el promedio de otras naciones.

A pesar de estos avances, aún existen desafíos importantes. La disparidad de género en puestos de liderazgo es notoria, con solo cinco mujeres generales frente a 536 hombres. La formación militar también refleja esta brecha, con un tercio de personal femenino frente a una mayoría masculina.

LA PARTICIPACIÓN DE MÉXICO EN LAS OPERACIONES DE PAZ

Por último, otro gran cambio en la educación militar ha sido la creciente participación de las fuerzas mexicanas en Operaciones de Mantenimiento de Paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En el siglo XX, México participó en tres operaciones con personal civil y militar: en la Comisión de Investigación en los Balcanes (1947-1950), en el Grupo de Observadores Militares de las Naciones Unidas en la India y Pakistán (1949), y en la Misión de Observación de las Naciones Unidas en El Salvador (1992-1993).

Después de un largo receso, México decidió reintegrarse a éstas en 2014. Así, en la administración pasada, la DEFENSA desplegó un total de 116 elementos, incluyendo Jefes, Oficiales y Sargentos los cuales sirvieron como Oficiales de Estado Mayor, Observadores Militares e Internacionales, y tripulantes de helicóptero en el Sahara Occidental, Líbano, Malí, República Centroafricana, Haití y Colombia. 

Con el objetivo de garantizar la formación de este personal, en 2018 se creó el Centro de Entrenamiento Conjunto de Operaciones de Paz de México (CECOPAM), el cual ha capacitado a más de mil 600 militares, policías y civiles hasta agosto de 2024. Un dato destacado es que 577 de ellos son mujeres, lo que ha impulsado significativamente la participación femenina en estas misiones.

La capacitación en el CECOPAM es un ejemplo más de cómo la continua adaptación y profesionalización del Sistema Educativo Militar en México tiene como objetivo preparar a sus fuerzas para enfrentar los desafíos globales del siglo XXI.