esde lo alto de una torre de control de 38 metros ubicada en la Base Aérea Militar No. 1 en Santa Lucía, Estado de México, un equipo especializado de controladores de vuelo coordina los aterrizajes y despegues de las aeronaves las 24 horas del día. Son los guardianes invisibles que garantizan la seguridad aérea en uno de los puntos más estratégicos del país.
En el marco del Día del Controlador de Vuelo, celebrado el 20 de octubre, la Capitán 2/o. Dulce Carolina Herrera Silva, Comandante Accidental del Escuadrón de Control Aéreo, y el Teniente Diego Alejandro Aviles Chavarría, oficial del mismo escuadrón, compartieron los detalles de su labor.
UNA LABOR CRUCIAL PARA EL PAÍS
“Dentro de esta torre coordinamos todas las operaciones aéreas, tanto de ala fija como rotativa en las plataformas, calles de rodaje, pista, espacio aéreo. Controlamos el movimiento de aeronaves militares y civiles, gestionamos puentes aéreos vitales para el país”, explicó la Capitán Herrera Silva.
Los puentes aéreos se han convertido en una herramienta indispensable para el Gobierno de México, especialmente durante emergencias, así como desastres naturales. Gracias a esta coordinación, se despliegan aeronaves que transportan víveres, medicinas además de equipos médicos a las zonas más vulnerables y de difícil acceso.
“Cada día coordinamos alrededor de 80 operaciones normales, pero durante emergencias llegamos hasta 150, lo que demanda máxima concentración y coordinación,” indicó la Capitán Herrera Silva.
TRABAJO EN COORDINACIÓN CON AUTORIDADES CIVILES
El Escuadrón de Control Aéreo se conforma por 10 oficiales —6 mujeres y 4 hombres—, quienes operan en turnos rotativos las 24 horas del día. Cada turno con duración de tres horas que consta de un oficial en control principal y otro en control terrestre.
La torre de control no sólo se encarga de otorgar las autorizaciones para despegues y aterrizajes, sino que también provee información meteorológica actualizada, supervisa el espacio aéreo compartido con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y mantiene comunicación constante con las instituciones civiles para garantizar un flujo seguro y ordenado.
“Compartimos espacio aéreo con el AIFA, por lo que la coordinación con autoridades civiles es constante y estricta,” dijo el Teniente Aviles Chavarría.
PLANTAS DE EMERGENCIA ASEGURAN CONTINUIDAD DEL SERVICIO
Operar una torre de control militar implica estar preparados para cualquier eventualidad. Por ello, la Base Aérea No. 1 cuenta con plantas de emergencia que aseguran la continuidad del servicio en caso de fallas eléctricas, además de radios portátiles para mantener comunicación constante.
“Si se pierde la energía o las comunicaciones, activamos los protocolos con plantas de emergencia y radios portátiles para no interrumpir las operaciones,” explicó el teniente.
Además, el equipo enfrenta el reto de mantener la seguridad y eficiencia en un espacio aéreo que combina operaciones civiles y militares, donde la coordinación debe ser perfecta para evitar riesgos.
CONTROLADORES SE EDUCAN CON TECNOLOGÍA DE VANGUARDIA
La formación para convertirse en Controlador de Vuelo militar es rigurosa y especializada. Los oficiales realizan una carrera en la Escuela Militar de Especialistas de Fuerza Aérea, en Zapopan, Jalisco, donde cursan la licenciatura en Aeronáutica Militar durante cuatro años.
A lo largo de su formación, los cadetes entrenan en un simulador de vuelo con pantallas de 360°, que reproduce escenarios reales de aeropuertos y permite practicar rutas y situaciones de emergencia con alto realismo.
“El simulador nos permite practicar operaciones como si estuviéramos en un aeródromo real. Esto nos prepara para la vida real, donde cada decisión puede salvar vidas,” relató el Teniente Aviles Chavarría.
F.A.M. CUENTA CON MÁS DE 100 MUJERES ESPECIALISTAS
Desde 2007, las mujeres forman parte integral de las Fuerzas Armadas Mexicanas, incluyendo los roles técnicos como el de controlador de vuelo.
“Somos más de 100 mujeres oficiales que, con profesionalismo y entrega, hacemos que el cielo mexicano sea seguro y eficiente,” señaló con orgullo la Capitán Herrera Silva.
La igualdad y el profesionalismo son pilares fundamentales en la Fuerza Aérea, donde cada persona, sin importar género, se prepara para cumplir con la misión de proteger y servir.
“Es un orgullo pertenecer a la Secretaría de la Defensa Nacional, Fuerza Aérea y Guardia Nacional, coadyuvando a toda la participación que llevamos con la comunidad y para servir a México.,” añadió la capitán.
Ambos coinciden en que, aunque su trabajo se desarrolle detrás de los monitores, su misión representa una responsabilidad de alta importancia.
“No estamos afuera, pero desde aquí apoyamos y salvamos vidas,” finalizó el teniente.