Auxiliar a la población civil en casos de desastre es quizá la misión orgánica del Ejército Mexicano que mayor cercanía y reconocimiento genera entre los mexicanos y sus Fuerzas Armadas, labor que quedó formalizada en 1965 con la creación del Plan DN-III-E, puesto en práctica por primera vez en 1966 y que el próximo año celebrará su 60 aniversario.
“La estrategia de Seguridad es importante, pero no se olvida la participación activa del Ejército en otras misiones: Plan-DN-III-E,
la IV Misión relacionada con actividades cívicas y obras sociales que tiendan al progreso del país: AIFA, Tren Maya, instalaciones construidas para la Guardia Nacional”.
En 58 años de activación del Plan de ayuda humanitaria, el Ejército Mexicano ha adquirido experiencia, la que ha sistematizado en tres fases: Prevención, Auxilio y Recuperación, cuyas características se explicaron a los delegados a la Conferencia de los países de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Estados Unidos, Guatemala, Guyana, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Perú, Belice, España, y de la Junta Interamericana de Defensa.
Las fuerzas armadas y la Guardia Nacional
auxilian a la población en tierra, mar y
resguardan los bienes e integridad
de las personas.
Con el impulso a la industria aeronáutica, la FAM mantiene el bienestar ciudadano mediante puentes aéreos y eleva los índices de empleo a través de la administración de proyectos prioritarios.
