Este 26 de julio, la Plaza de la Constitución se convirtió una vez más en la gran Tenochtitlán, el Templo Mayor se erigió frente al Palacio de Gobierno; el Calendario Azteca, la Coatlicue y otras figuras de esta civilización cercaron la grandiosa imagen a la que se sumaron 839 integrantes del Ejército, Fuerza Aérea y Guardia Nacional, quienes dejaron el uniforme pixelado y se ataviaron con plumas de colores brillantes así como armas de obsidiana para honrar a sus antepasados, los Guerreros Jaguares y Águila.
En la ceremonia “México- Tenochtitlán siete siglos de grandeza”, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, inauguró el memorial correspondiente a la festividad, posteriormente exaltó el legado de las comunidades indígenas, aseguró que su administración tiene como eje rector el reconocimiento a los pueblos originarios de nuestra cultura.
“No puede haber justicia verdadera si no empezamos por saldar la deuda histórica con los pueblos indígenas. No puede haber democracia real si se limita la voz de quienes llevan siglos resistiendo, no puede haber identidad nacional sin reconocer el orgulloso rostro indígena de México, su esencia y su grandeza cultural”.
Por lo que destacó la importancia de recuperar el legado nuestros antepasados: “Tenochtitlan no significa vivir en el pasado, significa reconocernos en él”.
De igual forma invitó a la ciudadanía a reconciliarse con su origen indígena, y borrar la vergüenza sembrada por la ignorancia.
“Una herida que estamos obligados como mexicanos a curar porque fue alimentada por demasiado tiempo de discriminación”. Invitó finalmente a erradicar el racismo y construir una sociedad justa, incluyente y digna para todos los mexicanos.
LA LEYENDA DE NUESTRO ESCUDO COBRÓ VIDA
Cuando el sonido del caracol Tecciztli resonó al pie de nuestro lábaro patrio ―el cual ondeaba en todo su esplendor―, surgió la imponente figura de Huitzilopochtli, dios Azteca que ordenó a su pueblo buscar la tierra prometida.
Entonces la leyenda cobró vida, entre los militares que representaban orgullosos este capítulo de nuestro pasado histórico, surgió un águila real devorando una serpiente, momento que el público acompañó con gritos de emoción y alegría.
Así transcurrió la representación histórica de los pasajes más emblemáticos de la civilización Mexica, como la batalla contra los Tepanecas, y la consolidación de la gran Tenochtitlan, con sus avances astronómicos, desarrollo social así como el papel imprescindible de la mujer en la sociedad como dadora de vida, transmisora de valores y rasgos culturales.
¡Viva la gran Tenochtitlan ¡ ¡Viva nuestro grandioso México!, declamaron al final de la representación, los integrantes de las fuerzas armadas, cuya voz fue engrandecida con la detonación de pirotecnia de humo tricolor.
Acto que dio paso a la entrega del Topilli, símbolo de autoridad y mando en la cultura mexica a la Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas y la entonación del Himno Nacional Mexicano en lengua Náhuatl.