Por: General de División D.E.M., Eduardo Zarate Landero, Director General de la Revista Militar Armas.
A inicios del año 2022, resulta difícil describir una situación en particular que está afectando al mundo, ya que de un día otro el panorama cambia, debido a la situación que se vive entre Ucrania y Rusia.
Desde el primer día del año hemos visto como se integran más países a la problemática y como si fuera ajedrez, se empiezan a mover las piezas bajo la dirección de las dos potencias militares del mundo: Estados Unidos y Rusia.
¿Quién gana o pierde? Aquí no es como un partido de futbol, ya que aparte del aspecto económico, hay más factores que intervienen: el mantener el poder de su líder, la seguridad de sus intereses, y su influencia geopolítica en la región, sin embargo, nadie ganaría finalmente en caso de una guerra entre estas dos potencias involucradas.
Antecedentes históricos del conflicto
Pero, ¿Cuándo inició este problema? Hay varias fechas que podrían ser el antecedente: 1991, cuando Ucrania se convierte en un estado independiente; o en el 2010, cuando Víctor Yanukovich ganó las elecciones presidenciales con la promesa de un mayor acercamiento con la Unión Europea y a pesar de haber firmado el acuerdo no fue ratificado y prefirió recibir apoyo economico de Rusia, lo que ocasionó el descontento de la población ucraniana y su salida del país en febrero del 2014, dejando la presidencia.
También podría ser la fecha en que Rusia se anexa Crimea en marzo del 2014, o las violaciones al tratado de Minsk, desde 2015 a la fecha, en los territorios de Donetsk y Lugansk.
Y finalmente las maniobras que se realizaron recientemente en la frontera entre Rusia y Ucrania en abril y mayo del año pasado.
Lo que sí es un hecho, es que hay tensión en el mundo por esta situación que va creciendo sin llegar a una solución entre ambas partes.
De igual forma, 2022 comenzó con maniobras militares que se iniciaron a principio de diciembre del 2021 en Rusia en su frontera con Ucrania, donde se movilizaron 100 mil efectivos más material de artillería, blindaje, helicópteros y lanzadores, entre otros, lo que el presidente de Ucrania Zelenski consideró como una amenaza real a su país y motivó lo que ya había pronunciado: “solamente con el apoyo de la OTAN se podría hacer frente a esta amenaza de invasión rusa”, reviviendo el interés de ingresar a este organismo.
Ante esta posibilidad, se incrementó la tensión, ya que para Rusia el hecho de que la OTAN siga creciendo hacia el este de Europa afectaría su seguridad nacional, pues habría la posibilidad a futuro que en Ucrania se establecieran lanzadores de cohetes de corto alcance con dirección a Moscú.
Después de un mes, a partir de la comunicación telefónica entre los presidentes Biden y Putin, se han realizado cuatro importantes reuniones entre las delegaciones norteamericanas y rusas, la OTAN y Rusia, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y Rusia; y la última, funcionarios de alto nivel de las potencias, sin llegar a un acuerdo diplomático.
Distintas posturas
¿Quién gana o pierde?, cuando estas son las posturas de las potencias:
Rusia no desmovilizara sus tropas de su frontera que actualmente ocupa, incluyendo tropas rusas en la frontera de Bielorrusia y Ucrania, hasta no tener la negación por parte de la OTAN de no continuar las acciones para que Ucrania o Georgia sean miembros de este organismo, ya que lo anterior afecta su seguridad nacional.
Por su parte los Estados Unidos y el resto de los paises de la OTAN, mantienen la postura que solo este organismo es el que debe de decidir quién ingresa (política de puertas abiertas) y que Rusia no tiene ningún derecho a tomar decisiones sobre este asunto.
Esto ha sido el problema de las reuniones donde nadie cede a pesar de amenazas entre las dos potencias, una de llevar una invasión armada a Ucrania y la otra de imponer serias sanciones económicas con un gran impacto al sistema industria y de empleo de Rusia.
Lo único rescatable es que, en todos los escenarios de las reuniones, siguen abiertas las negociaciones en el campo diplomático, a pesar de que para Rusia han sido un fracaso.
Un mes y la situación no avanza, nadie gana y nadie pierde, pero el mundo sigue en tensión y con distintas posturas:
Alemania, por un lado, apoya a la OTAN como parte de esta organización, pero no enviará equipo militar, prefiere mantenerse neutral, ya que actualmente se esta construyendo el gasoducto Nord Stream que unirá Alemania y Rusia.
China se ha mantenido como observadora, sin embargo, es de pensar que estarían apoyando a Rusia si la situación se agravara, este país vive algo similar con Taiwán.
Por su parte la ONU solo ha manifestado preocupación y que sea por el diálogo y la diplomacia los medios para llegar a un acuerdo, lo que demuestra incapacidad de este organismo ante esta situación.
Cuba y Venezuela se han mantenido en silencio ante las declaraciones de Rusia de enviar tropas a estos países, solo la oposición en Cuba ha manifestado su malestar por este señalamiento.
Como vemos a esta altura nadie gana, nadie pierde, pero en el aspecto económico, seguro que estas movilizaciones afectaran a cada país.
En caso del inicio de acciones bélicas, la economía actual sufrirá un deterioró muy severo, aunado a los años de pandemia y al presente fenómeno de la inflación a nivel mundial.
Visión de los líderes involucrados
Ante este panorama, lo único que falta analizar es a los presidentes de estas potencias:
Biden, cumpliendo su segundo año de gobierno, con dificultades en su economía con una inflación no vista en los últimos 30 años de 7 por ciento, una aceptación de 43 por ciento, un COVID que no ha sido acabado y se han incrementado los contagios, y su cuestionada salida de Afganistán, ahora se enfrenta a China en lo económico y contra Putin sobre el caso de Ucrania.
Putin con una postura de no ceder, solo pide garantías, sin embargo, también su gobierno ha sido afectado por el COVID, mantiene buenas relaciones con China y fue unos de los que ganaron con la situación de Afganistán, y en este mes a ganado tiempo para movilizar sus fuerzas.
Otros aspectos son el clima en el lugar del escenario, en el mes de febrero las temperaturas son más frías, con un promedio de menos cuatro grados, lo que podría dar lugar a que el suministro de gas de Rusia a Europa se corte en pleno invierno o subir su precio, con repercusiones a los países de Europa en forma inmediata.
Conclusiones
Es factible una invasión, pero con esto nadie gana y si se pierde mucho, ambas potencias lo saben, lo mejor será una salida diplomática, pero nadie quiere aparentar debilidad.
Sin embargo, podría haber una salida diplomática con la decisión de la OTAN, que por el peligro de poner al mundo en riesgo de una guerra, por el momento no contemple seguir con el protocolo para que Ucrania sea parte de este organismo, sin señalar la posibilidad a futuro, y por otro lado, solo mantener más apoyo de la comunidad europea a Ucrania.
Nadie quiere una guerra, pero tampoco nadie quiere ceder, y en caso de una guerra no habrá ganador, solo un gran perdedor: el mundo.